En el nombre del cine

Dos críticos con una visión del cine particular y a veces contrapuesta.

domingo, noviembre 26, 2006

De libros y encuestas

Últimamente, Tyler tiene monopolizado el blog. Él va al cine con mayor frecuencia que yo, y en cuanto a las críticas de estrenos recientes tiene más que decir. Pero para que veáis que nos importan también otras cosas, voy a cambiar de tercio.

El otro día me regalaron un libro muy interesante que me apetecía recomendar a todos los amantes del séptimo arte. Se llama 1001 películas que hay que ver antes de morir, de la editorial Grijalbo, y coordinado por Steven Jay Schneider, aunque participan numerosos críticos y estudiosos cinematográficos.

Esta obra supone una enumeración extensa, con reseñas y pequeños comentarios incluidos, de las películas más importantes e influyentes que se han producido desde los inicios del siglo pasado. Filmes de todas las nacionalidades y colores, de todos los géneros habidos y por haber. Algunos nos suenan más y otros menos, pero todos ellos son destacados por motivos concretos.

Esta lista casi inacabable se inicia con la mítica Viaje a la luna, del francés George Melies (1902), la de la nave que aterriza dentro del ojo de nuestro satélite, y concluye en 2005 con El jardinero fiel. O sea que podéis ver que está actualizada, y cubre un margen temporal de más de 100 años.

De momento sólo lo he ojeado por encima, pero poco a poco iré leyéndolo con atención. Muchas películas las he visto ya, y otras no me suenan de nada. Pero lo bueno es que este minucioso libro nos llama la atención sobre filmes que merecen ser rescatados y descubiertos, así como de otros que conocemos pero que no nos habían llamado la atención en un principio. Es muy difícil llegar a ver algunos de estos títulos semidesconocidos; Dios sabe dónde debemos buscar. Lo mejor es recurrir a la Filmoteca o al DVD, aunque seguro que muchos no están editados. Y, por supuesto, con la televisión no podemos contar; no merece la pena esperar que programen cintas desconocidas para el gran público. Algunas de ellas son, además, muy antiguas.

1001 películas que hay que ver antes de morir incide en mi interés por acercarme a las películas consideradas como las más importantes en la Historia del Cine. Mi intención es conocer la actualidad, pero también remontarme a los inicios de esta disciplina, el dónde se gestó todo, y las repercusiones que determinados filmes han tenido en futuros proyectos.

Sobre este tema de las listas, ya en su día me llamó mucho la atención una encuesta que publicaron en el número de diciembre de 1999 en la revista Cinemanía, en la que numerosos medios e instituciones especializadas, españoles y extranjeros, enumeraban Las 100 mejores películas del siglo XX.

Esta relación de títulos estaba encabezada, como es costumbre en este caso, por la legendaria Ciudadano Kane, la ópera prima de Orson Welles (1941). A ésta le seguían La regla del juego, de Jean Renoir (1939); El acorazado Potemkin (Sergei Mijailovich Eisenstein, 1925); Centauros del desierto (John Ford, 1956), y La pasión de Juana de Arco (Carl Theodor Dreyer, 1928).

Esta lista centenaria incluía títulos hiper conocidos para todos, como Casablanca, Lo que el viento se llevó, El padrino, 2001: Una odisea del espacio, Los siete samuráis, Con faldas y a lo loco... Y se cerraba en el puesto 100 con La parada de los monstruos, de Tod Browning (1932), una película extraordinaria sobre el horror y la compasión.

Algunas curiosidades de la encuesta: los dos directores con mayor número de títulos entre los votados eran Charles Chaplin (concretamente, aparecían La quimera del oro, Luces de la ciudad, Tiempos modernos y Monsieur Verdoux) y Alfred Hitchcock (con Vértigo, Con la muerte en los talones, mi amada Psicosis y 39 escalones, por este orden).

Con tres obras entre las elegidas estaban nombres importantes del séptimo arte como Welles (con la citada Kane, El cuarto mandamiento y Sed de mal), John Ford (Centauros, Pasión de los fuertes y La diligencia), Ingmar Bergman (El séptimo sello, Fresas salvajes y Persona), Michael Powell y Emeric Pressburger (Las zapatillas rojas, Orfeo negro y A vida o muerte), David Lean (Breve encuentro, Lawrence de Arabia y Cadenas rotas), Federico Fellini (Ocho y medio, Amarcord y La strada), Billy Wilder (Con faldas, Perdición y El crepúsculo de los dioses) o Francis Ford Coppola (El padrino I y II, y Apocalypse now).

Entre las ausencias más llamativas, figuran títulos que hoy gozan de mucha fama, como El apartamento o El buscavidas, y entre las seleccionadas no había ninguna película de Woody Allen ni de Clint Eastwood.

El filme de producción más reciente incluido en la lista era, precisamente, La lista de Schindler (1993), del señorito Spielberg.

Las representantes españolas eran tres: Un perro andaluz y Viridiana, de Luis Buñuel, y El espíritu de la colmena, de Víctor Erice.

Lo dicho, 100 películas en total elegidas por los especialistas. Entre estos, miembros de publicaciones relevantes como Cahiers du Cinema, Tiempo (de Italia) o The Critics Film Guide (E.E.U.U.). También participaron en la votación asociaciones como la Film Comment inglesa, la Asociación Francesa de Críticos, la Broadcast Information y el Instituto de Cine Británico.

De momento, he disfrutado, y a veces padecido, 56 títulos del centenar que componen la terna de películas. Intentaré ver las restantes antes de morir, porque lo de las 1001 va a ser más complicado.

Si tenéis alguna curiosidad sobre algún aspecto de la lista, podéis preguntar.

1 Comments:

Publicar un comentario

<< Home